Además, las nucleares funcionaron mejor (produjeron un 7% más) y la instalación masiva de molinos de viento permitió que la electricidad renovable aumentara un 18,7% respecto al año anterior. El resultado es que el sector eléctrico, que es responsable de un 25% de las emisiones, recortó un 16,6% sus gases de efecto invernadero, según WWF España.
A esto hay que sumar otro recorte debido a la menor actividad industrial. La producción industrial cayó en diciembre un 19,6% respecto al mismo mes del año anterior. La producción de clínker -precursor del cemento y el producto relevante en el consumo de energía- bajó un 15,4% el año pasado. El parón de las fábricas se demuestra también porque han acudido masivamente a la venta de derechos de CO2. Con este mecanismo han ingresado más de 400 millones de euros por unos permisos que recibieron gratis del Gobierno.
La situación es común a todo el mundo. Según WWF, en 2008 se redujeron por primera vez desde 1983 las emisiones del consumo de petróleo y gas (un 3,1%). La pega que ponen los expertos es que reducir las emisiones con una crisis es sencillo. El reto es conseguirlo durante un periodo de bonanza. Además, queda el temor de que con la crisis y la bajada del precio el petróleo caiga la inversión en energías limpias, como ayer alertó el ex presidente Felipe González, para lo que pidió debatir sobre la nuclear.
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