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22 abr 2015

Dieta rica - dieta pobre

A partir de una actividad del libro de texto se planteó hace unos días un trabajo voluntario sobre las diferencias entre la dieta alimentaria de los países ricos y los países pobres. Aquí tenéis un resumen de lo más importante de dichas diferencias:

La FAO presentó un mapamundi de las cifras autorizadas de disponibilidad de alimentos en escala nacional, regional y mundial. El mapa proporciona una cifra de la brecha alimentaria que hay entre los países más pobres y los más ricos y muestra las considerables diferencias del tipo de alimentos que componen la dieta diaria en distintas partes del mundo.

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El mapa presenta cifras del suministro diario de energía alimentaria (SEA) de 177 países y siete grupos de países regionales o socioeconómicos. Encabeza la lista Dinamarca con 3.780 kilocalorías disponibles a diario por persona, más del doble de lo que cuenta la población de Somalia, apenas 1.580 kilocalorías diarias por persona.

A nivel mundial, el promedio de kilocalorías (Kcal) disponibles por persona y día es de 2.760 de las cuales el 66 por ciento son hidratos de carbono, el 23 por ciento grasas y el 11 por ciento proteínas. En los países industrializados la cifra de alimentos disponibles es la más elevada del globo: el promedio de aporte diario de kilocalorías es de 3.340 por persona, mientras en los países más pobres la cantidad es solamente de 2.060 kcal y en los países en transición de 2.850 kcal.: ver mapa interactivo.

Si los alimentos disponibles se distribuyeran de acuerdo a las necesidades, bastarían para alimentar a todo el mundo, según el mapa, y proporcionarían 2.720 kilocalorías diarias por persona. Pero la realidad es que 17 países tienen graves problemas de suministro de alimentos, con un SEA inferior a 2.000 kilocalorías (casi todos están en el África subsahariana). Otros 37 países tienen niveles de SEA de entre 2.000 y 2.299 kilocalorías. El mapa no refleja las consecuencias de las catástrofes naturales, las crisis y los conflictos económicos.

Una dieta variada y equilibrada proporciona una serie de elementos nutritivos - hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales - esenciales para el crecimiento y el desarrollo, para la prevención de las enfermedades infecciosas o relacionadas con la alimentación y en conjunto para la buena salud.

En los países pobres la dieta es mucho menos variada, los cereales representan el 62% del aporte diario de energía, respecto al 27% de los países industrializados. Las proteínas aportan menos del 10% del consumo diario de energía mientras en los países ricos el porcentaje supera el 12%. El consumo de grasas en los países pobres roza apenas el 15%, comparado con el 35% de los países industrializados.

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Según las cifras presentadas por la FAO, hay 828 millones de personas con desnutrición crónica en los países en desarrollo. Además, se calcula que otros dos mil millones de personas tienen deficiencia de micronutrientes, en vitamina A, hierro y yodo.

Para la FAO las elevadas cifras de consumo de los países industrializados no reflejan probablemente el consumo real dado que el despilfarro doméstico de alimentos puede ser en algunos casos superior al cinco por ciento. En los países pobres, debido al déficit parcial o total de nutrientes por la escasez alimentaria, la malnutrición energético-proteica es la causa más frecuente de hipocrecimiento.

Las principales causas de muerte y la patología dominante en dichos países están directamente relacionadas con el consumo de dietas de valor calórico insuficiente y bajo contenido de nutrientes específicos. Debe recordarse que la malnutrición, con independencia de otros condicionantes, es en la actualidad un problema universal que incide sobre todo en los países pobres y en estratos específicos poblacionales de los países ricos.


La sobrealimentación, característica de los países industrializados o desarrollados, se relaciona actualmente con el incremento de enfermedades cardiovasculares, obesidad, neoplasias, caries e incluso con otras enfermedades que, presentándose en forma de trastornos psicológicos y anomalías del comportamiento ocasionan problemas muy graves de salud, como es el caso de los trastornos del comportamiento alimentario (anorexia nerviosa y bulimia). Todas ellas constituyen las enfermedades de la sociedad de la abundancia. La carne es uno de los alimentos que podría marcar más las diferencias nutricionales entre los distintos países.

El consumo de carne implica un gran aporte proteico sumamente importante para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, sin embargo muchos países no llegan al mínimo. En el mundo hay más de 20 países en desarrollo cuyo consumo per cápita de carne es inferior a 13 kilogramos, en comparación con el promedio de 80 entre los países desarrollados.

Estados Unidos registra el mayor consumo anual por persona de carne con 119,4 kg; Bangladesh y Burundi por ejemplo, no alcanzan los cuatro kg de consumo por persona al año pues el nivel adquisitivo es muy bajo. En la India el consumo es también muy bajo pero más bien debido a prohibiciones de tipo religioso.


En el gráfico vemos la cantidad de carne de cerdo consumida por los distintos países. China destaca por su alto consumo, seguida de la Unión Europea y de EE.UU. La carne de cerdo es bastante económica y a la vez aporta proteínas, que como he mencionado antes son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo.
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11 sept 2013

El monumental desperdicio

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha denunciado que 1.300 millones de toneladas de alimentos se desperdician anualmente, una práctica que tiene consecuencias negativas para el "clima, el agua, la tierra y la biodiversidad" (artículo original)

En total, explica el documento, "las consecuencias económicas directas del desperdicio de alimentos (sin contar pescado y marisco) alcanzan la cantidad de 750.000 millones de dólares". Entre sus principales conclusiones destaca que los alimentos que producimos pero luego no comemos consumen un volumen de agua equivalente al caudal anual del Volga y son responsables del vertido de 3.300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera del planeta.

La FAO también ha publicado un manual (pdf, en inglés, 9,96 MB) con recomendaciones sobre cómo puede reducirse la pérdida y el desperdicio de alimentos y en el que se denuncia "que los consumidores no logran planificar sus compras, compran en exceso, o reaccionan exageradamente a las fechas de caducidad y consumo preferente de los productos".

Asimismo denuncia que "las normas estéticas y de calidad llevan a los minoristas a rechazar grandes cantidades de alimentos perfectamente comestibles".

También indica cómo en los países en desarrollo se desperdician muchos alimentos tras la cosecha o en la fase inicial de la cadena de suministro, por "las limitaciones financieras y estructurales en técnicas de recolección y en infraestructura de transporte y almacenamiento, junto a condiciones climáticas que favorecen el deterioro de los alimentos".
Fuente y resto del artículo en publico.es



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5 jun 2013

Día Mundial del Medio Ambiente 2013

Hoy se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente y el lema de este año es "Piensa. Aliméntate. Ahorra". Se pone el foco en el desperdicio de alimentos, con el fin de reducir desechos, pérdidas y hambre.

Según la FAO, cada año se desperdician 1,3 billones de toneladas de comida. Esta cifra equivale a la producción alimentaria del África Subsahariana. Al mismo tiempo, una de cada siete personas del planeta se va a la cama hambrienta y más de 20.000 niños de menos de 5 años mueren de hambre cada día. 

Actualmente, nuestro planeta trata de ofrecer los recursos necesarios para sus siete mil millones de habitantes (nueve mil millones en 2050), sin embargo, la FAO estima que un tercio de la producción alimentaria se pierde o es desechada. Este hecho es altamente perjudicial para las fuentes naturales de recursos y genera consecuencias negativas en el medio que nos rodea.

Desperdiciar comida supone además tirar a la basura todos los recursos que se han invertido en producirla. La situación actual es de un desequilibrio sangrante, y de gravísimas consecuencias para todos, sociales, éticas y mediambientales.

¿Qué puede hacer el consumidor? 
  • Comprar lo que se vaya a consumir, vigilando fechas de caducidad. 
  • Extremar las precauciones en la conservación y elaboración de alimentos.
  • Aprovechar los restos, para elaborar nuevos platos en otras comidas. 
  • O congelarlos para otra ocasión. 
 Y si buscas un consumo más sostenible, ten en cuenta además que puedes...
  • Optar por los productos de temporada.
  • Elegir preferentemente productos locales, evitando así los gastos desmesurados en transporte. 
  • Evitar el sobreembalaje. 
  • Cambiar hábitos e incluir en su cesta productos sostenibles, ecológicos y de comercio justo. 
 Son medidas sencillas que, si todos adoptamos, ayudarán a evitar desperdiciar tantos recursos.

Fuentes: web de la ONU (PNUMA) y de la OCU.

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26 feb 2012

El agua y la seguridad alimentaria

Este es el lema del Día Mundial del Agua 2012, que se celebrará el 22 de marzo próximo.

"El mundo tiene sed porque tenemos hambre"
Hoy en día hay 7.000 millones de personas que alimentar en el planeta y se prevé que habrá otros 2.000 millones más para el año 2050. Las estadísticas indican que todas las personas beben de 2 a 4 litros de agua a diario, sin embargo, la mayor parte del agua que 'bebemos' está incorporada en los alimentos que consumimos: producir 1 kilo de carne de vacuno, por ejemplo, consume 15.000 litros de agua, y 1 kilo de trigo se 'bebe' 1.500 litros.


Afrontar el crecimiento de la población y garantizar el acceso a alimentos nutritivos para todos exige una serie de medidas a las que todos podemos contribuir con lo siguiente:

  • Consumir productos que hagan un uso menos intensivo de agua.
  • Reducir el escandaloso desperdicio de alimentos; nunca se consume el 30% de los alimentos producidos en todo el mundo y el agua utilizada para producirlos se pierde definitivamente.
  • Producir más alimentos, de mejor calidad, con menos agua.
  • Llevar una alimentación saludable.




Fuente de la imagen y del texto: web del Día Mundial del Agua 2012

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13 jul 2009

Los alimentos y su huella de carbono

La Asociación EPEA, en colaboración con la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, está elaborando un sistema de evaluación de la huella de carbono de los productos agroalimentarios con el fin de cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen a lo largo del ciclo de vida de cada producto, desde la adquisición de las materias primas, hasta su gestión como residuos una vez consumidos.

Los resultados del cálculo serán incorporados al etiquetado de los productos. ¿El objetivo? Que el consumidor esté informado y conozca el impacto de lo que compra, para poder ejercer (si lo desea) un consumo responsable.

Leído en Sopa de ciencias.

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