Mostrando entradas con la etiqueta neocolonialismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta neocolonialismo. Mostrar todas las entradas

26 oct 2009

Neocolonialismo por los recursos naturales

Ya comenté hace tiempo en una anterior entrada el resurgimiento del neocolonialismo económico, con el consiguiente sometimiento de los países pobres a los intereses de los países ricos. Ahora, con el tema candente de los pesqueros españoles secuestrados por piratas somalíes, cabe retomar el problema de la apropiación de recursos naturales por parte de los países desarrollados.

Así, las flotas pesqueras de los países ricos, compuestas por buques con capacidad para moverse por todos los mares del mundo, esquilman un caladero tras otro y son las principales culpables de la sobrepesca que desde hace años viene destruyendo la capacidad de regeneración de las especies marinas, preparando un colapso de las capturas a escala mundial. Las primeras perjudicadas son las poblaciones de los países pobres que dependen de la pesca local: ellas carecen de flotas potentes para pescar lejos de sus costas.

Un país desarrollado como España no debe, tras agotar sus propios recursos pesqueros, expandirse por los mares del mundo privando a otras poblaciones más pobres de sus medios de subsistencia, porque agrava la situación de esas poblaciones y las empuja a una resistencia que desemboca en aventuras violentas y salidas militares. La solución hay que buscarla en casa, adaptándose a unos ecosistemas dañados y gestionándolos mejor (por ejemplo, con la piscicultura como alternativa a la pesca), y adoptando medidas previsoras para que nadie se quede sin trabajo y sin fuente de ingresos. Es inquietante que se esté haciendo exactamente lo contrario: optar por la huida hacia delante y por un neoimperialismo ecológico reforzado militarmente que sólo puede redundar en un empeoramiento de la situación.

Leer el artículo completo

Otro ejemplo evidente es China, que ha acelerado en los últimos años la "conquista" económica de países pobres de África y de América Latina. Aprovechando la debilidad occidental, Pekín ha puesto sobre la mesa más de 60.000 millones de dólares en sólo seis meses para controlar el acceso a materias primas -especialmente, petróleo- y competir directamente en feudos occidentales (como Nigeria o Ghana) con grandes multinacionales como ExxonMobil y Shell.


Sin embargo, el déficit energético de China va a acentuarse aún más en los próximos años, si logra mantener el ritmo de crecimiento. Aunque su principal fuente de energía es el carbón, en una década ha pasado de necesitar 4,2 millones de barriles diarios de crudo a 8 millones, lo que le ha convertido ya en el segundo consumidor mundial. Y las estimaciones son que en 2014 necesitará al menos 11 millones. Hoy África ya aporta casi el 30% del crudo que China importa, así como importantes cantidades de reservas minerales (cobalto, cobre, níquel, platino, etc.).

El gigante asiático ha puesto también los ojos en América Latina, ya que tiene acuerdos energéticos y de abastecimiento de materias primas con Venezuela (petróleo), Brasil (petróleo), Argentina (soja), Ecuador (petróleo) y Perú y Chile (cobre y acero).


Artículo completo en publico.es

Share/Bookmark

11 dic 2008

El neocolonialismo cabalga de nuevo

El neocolonialismo se puede definir como la política de los estados imperialistas dirigida a conservar la explotación colonial de los países débilmente desarrollados en el aspecto económico con el fin de anular las consecuencias de la desintegración del sistema colonial del imperialismo. Un nuevo brote surge ahora con la confluencia de las crisis del precio de los alimentos y la financiera. Se está produciendo una carrera por parte de países ricos y corporaciones multinacionales por hacerse con tierra en estados latinoamericanos, asiáticos y africanos. Las naciones ricas, para asegurarse reservas de comida. Las corporaciones, para hacer negocio ahora que la Bolsa no rinde.


Las ONG advierten de que los más perjudicados van a ser, como siempre, los más vulnerables -pequeños agricultores, pastores, tribus indígenas-, y cuestionan el impacto medioambiental de roturar nuevas tierras para cultivos intensivos con uso extensivo de pesticidas, herbicidas y abonos. Ante las presiones, Paraguay ha aprobado una legislación que prohíbe la venta de tierras a extranjeros (después de que un campesino resultara muerto de un disparo de la policía cuando pretendía desalojarlo de la finca comprada por un brasileño para cultivar soja). Otros países suramericanos, como Uruguay, se lo están planteando, y Brasil está en proceso de cambiar su legislación para dotar de mayor transparencia y participación local a las operaciones con activos extranjeros.

Si te interesa este tema, lee el artículo completo en elpais.com.
Share/Bookmark
Related Posts with Thumbnails