Los países ricos se negaron a aumentar las ayudas a un fondo de adaptación para los países pobres, que reaccionaron airados ante el plenario. La protesta alargó la cumbre hasta pasadas las tres de la madrugada. Una vez claro que no saldrían de Poznan cifras de reducción de emisiones, los países en desarrollo, de China a Gabón, insistieron en salir con un Fondo de Adaptación con el que pagar obras (desaladoras o diques, por ejemplo) contra los impactos del calentamiento. Los países ricos cedieron sólo a medias. Aceptaron poner en marcha ese fondo en 2009 (oficialmente ya existía pero no funcionaba).
Las organizaciones ecologistas han visto la Cumbre de Poznan como la prueba de la parálisis. Heikki Willstedt, de WWF criticó: "Mientras los países más desfavorecidos han puesto sobre la mesa las víctimas y los impactos del cambio climático, para pedir ayuda a los industrializados, la UE se ha regalado 200.000 millones de euros en su paquete de energía y ha dejado sólo unas migajas para los países en desarrollo".
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