Las dudas afloran justo cuando la crisis energética y la explosión de los precios del crudo parecían despejar el camino al regreso de la energía nuclear a través de las llamadas centrales de tercera generación del grupo Areva, sobre las que el presidente, Nicolas Sarkozy, construye su política de expansión industrial, especialmente en los llamados países emergentes. El ministro francés de Medio Ambiente, Jean-Louis Borloo, prometió una revisión total de las prácticas de seguridad en las instalaciones nucleares y analizar el subsuelo de los 19 complejos del país.
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