El 25 de abril de 1998, la balsa de la mina de Aznalcóllar se rompió y vomitó lo necesario para llenar 630 veces el volumen de la Giralda o 4.600 campos de fútbol. Hoy, diez años después, los ecologistas vuelven a lanzar otra advertencia: a sólo diez kilómetros, en Gerena, la mina de Las Cruces pondrá en riesgo un acuífero y comenzará a expulsar en pocos meses un vertido tóxico al Guadalquivir. Nadie les está haciendo caso. Y puede que la tragedia, en esta ocasión, también esté escrita. Conclusión: la lección no está aprendida.
Leer artículo completo en publico.es y la denuncia de Ecologistas en acción sobre la mina de Las Cruces.
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