Las corrientes en chorro son rápidos y estrechos flujos de aire encontrados en las atmósferas de algunos planetas, incluyendo la Tierra. Las principales corrientes en chorro están localizadas cerca de la tropopausa. Las corrientes en chorro mayores en la Tierra son vientos occidentales (siguen de oeste a este). Su camino tiene normalmente una forma serpenteante; las corrientes quizás comienzan, se detienen, se dividen en dos o más partes, se combinan en una sola corriente, o siguen varias direcciones incluyendo una dirección opuesta a la mayoría de las corrientes. Las corrientes más fuertes (con velocidades que son corrientemente de 250 km/h, frecuentemente de 300 a 350 km/h y excepcionalmente de más de 500 km/h) son las polares, alrededor de 7 a 12 km sobre el nivel del mar, y las corrientes subtropicales más altas y un tanto débiles alrededor de 10 a 16 km.
Su descubrimiento, especialmente para los aficionados a las "hazañas bélicas", es bastante peculiar:
Durante los primeros meses del año 1940 los bombarderos británicos que sobrevolaban Europa a 9.000 metros de altura, informaron de la presencia de vientos de alta velocidad, llegando en ocasiones a la misma velocidad que los propios aviones. Esto llamó mucho la atención ya que provocaba ciertas dificultades en algunas misiones. Pero no pasó de ahí.
Quienes de verdad “descubrieron” la corriente de chorro fueron los pilotos de los B-29. Cuando Estados Unidos decidió comenzar los bombardeos "estratégicos" sobre Japón con sus B-29 usando la ruta natural pronto se encontraron con un gran problema, vientos frontales que alcanzaban los 400 km/h dificultaban enormemente la misión reduciendo su efectividad. Estos pilotos fueron los que descubrieron el "Jet Stream" o la corriente de chorro que tanto se utiliza en los vuelos actuales.
Ese descubrimiento también fue usado por los japoneses para un artificio bastante curioso. No se les ocurrió otra cosa que utilizar globos de aire caliente para bombardear EEUU. En los globos, llamados Fu-Go Weapon, que se lanzaban desde cerca de Tokio, adjuntaban bombas incendiarias. Algunos llevaban más de 200 kg, y se lanzaron unos 9.500 entre 1944 y 1945. Eran de hidrógeno con un sistema que a determinada altitud se estacionaba y volaba con la corriente hasta que caía. La idea era incendiar bosques o sembrar el pánico en ciudades. Cayeron varios en EE.UU., aunque la mayoría se perdió y alguno apareció en Alaska, e incluso en México.
De hecho se constató la muerte de tres personas en EEUU, un pastor, su mujer y su hija al manipular uno. EEUU escondió la información durante la Guerra para no alarmar a la población. Hasta en el año 1992 se ha encontrado alguno de los artefactos mencionados.
Fuente del texto del descubrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario