Fuente de la imagen: wildmadagascar.org |
El proceso de desertización inmediato a la deforestación afecta a toda la cuenca del mediterráneo, a la cuenca del golfo pérsico, a todo el sur de los países árabes de África (Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto) que ven como su clima se torna cada vez más árido y completamente desértico en los limites con el Sahara, que se ensancha decenas de kilómetros hacia el norte y hacia el sur todos los años. Asimismo, es consecuencia de desertización en el sur del Sahara (Mauritania, Chad, República Centroafricana, Níger, Nigeria, Sudán, Etiopía, Eritrea y Somalia). También están afectados por esta deforestación el nordeste de Brasil y, en el sur y sureste africano, Namibia, la República Surafricana, Botswana, Mozambique y Madagascar.
Este último país es el mayor productor de una madera noble, la del palo de rosa (del género Dalbergia), que se caracteriza por su alta calidad. Desde abril de 2009 Madagascar ha exportado más de 160.000 troncos de este árbol, de tal forma que el país ya ha perdido el 90% de sus bosques. El principal importador es China, que fabrica muebles e instrumentos musicales que posteriormente exporta a Europa.
Para evitar que el mercado acabe con los árboles de Madagascar se pide la inclusión de estas especies en el Convenio CITES de especies amenazadas, lo que evitaría su comercio internacional, como ya se consiguió en 1992 con los palos de rosa en Brasil.
